La actual crisis sanitaria derivada del covid está siendo patente en todos y cada uno de los estratos de la sociedad, siendo aún más acuciante y manifiesta en los colectivos más vulnerables, los cuales, ya en condiciones normales, se encontraban con barreras y dificultades para alcanzar un bienestar social y una óptima calidad de vida.

En este contexto, las personas con sordoceguera  han sido unas de las más castigadas, debido a la ya paupérrima condición de los servicios asistenciales de la Comunidad de Madrid, ahora aún más limitados. Éstas, Desde el inicio de la pandemia, han visto reducido en grado sumo sus actividades, sus contactos sociales y su relación con el entorno. El confinamiento, al que todos hemos sido sometidos, para ellos ha sido indefectiblemente mucho más lesivo.  A las restricciones sensoriales se les ha añadido una infinitamente peor,  la falta de recursos humanos y materiales para atender y potenciar sus capacidades.

Las barreras actuales de la mediación

El papel del mediador es, entre otros, acercar la realidad a las personas con sordoceguera. Ellas, a través del contacto, te reconocen y conocen pero,  sobre todo, expresan sus necesidades, peticiones, sus deseos y sus frustraciones. Partiendo de esto, es fácil aventurar que, las medidas de seguridad y distanciamiento social actuales para mitigar el avance de la pandemia, son una nueva barrera para su interacción socioafectiva. El no poderse tocar y/o acercarse ha supuesto un nuevo reto para nosotros debido a la urgencia de reinventar la mediación comunicativa, cuyo objetivo último es que no pierdan la ayuda asistencial que se ha logrado.

¿Qué proponemos?

   Por todo esto, el trabajo de los  agentes sociales es luchar para que bajo ningún contexto o circunstancia externa,  se añadan dificultades a las que ya vienen intrínsecas a esta discapacidad, siendo una manera de hacerlo implantar un conocimiento a través de la formación; sobre el colectivo,  sobre las vías de comunicación y acceso al mundo para que, tanto en los centros educativos, ocupacionales y residencias como en el hogar, siempre haya alguien capaz de desarrollar una comunicación que les posibilite la capacidad de expresión y conocimiento tan necesarios para su día a día.

Desde ASOCEMAD, estamos brindando, dentro de la Comunidad de Madrid, la posibilidad de formar a todos aquellos trabajadores de atención directa, a familiares y contactos cercanos de las personas con sordoceguera, de asistir a una formación online que les capacite para una buena comunicación bidireccional y, sobre todo, proporcionar las herramientas  para tratar con este colectivo y sus particularidades, consiguiendo de esta manera, no dejarles en un aislamiento aún más profundo.

Entendemos que ninguna dificultad externa debería ser un obstáculo añadido para que se desarrollen y potencien las capacidades de los usuarios, que ninguna falta de conocimiento por parte de los profesionales de atención directa suponga un mayor aislamiento dentro de las instituciones y, por encima de todo, entendemos que como seres humanos con derechos, no podemos renunciar a brindarles la oportunidad, aportando todos los recursos posibles,  de beneficiarse del legítimo acceso a la información del entorno e igualdad de oportunidades.